domingo, 5 de diciembre de 2010

EL CONQUISTADOR CANARIO

DIARIO DEL GALLO No 91
DOMINGO 05 DE DICIEMBRE 2010

EL HOMÓNIMO DE CORTÉS
Una historia que nunca pasa de moda:
-Vosotros, los americanos, nunca estáis conformes.  Los conquistadores españoles os enseñaron a valorar el oro, os trajeron el conocimiento de las armas de fuego.  Y qué mejor cosa que por los españoles dejasteis el salvajismo.  Qué sería de vosotros si no hubierais conocido un Dios nuevo.  Qué hubiera sido de vosotros sin los castellanos, el lenguaje y adelantos que os trajo el descubrimiento?  Deberíais estar muy honrados.  Nosotros os trajimos a la modernidad.  Ahora podéis comerciar y pertenecer a las cilivilizaciones del mundo. 
No sé por cual situación habría yo pasado hace 500 años si me hubiese topado con el hombrecillo canario de la historia que les voy a relatar.
En este instante no recuerdo bien si Manuel o Manolo, uno de los dos, era el nombre de este obstinado hombrecillo cuarentón y de escasos 1.50 metros de estatura que fue mi hazme reír por varios meses, pues cada vez que nos cruzabamos sacaba pecho, se empinaba encopetado midiéndose hacia arriba siendo yo 15 centímetros más alto que él.
Alargaba el cuello de una forma risible para pretender hablar a nivel.
Con el tiempo fui descifrándolo y aprendí que tenía aires de grandeza y que era muy celoso del orgullo Español, que para mí no nada tan distinto de lo que yo soy.
Como buen charlador sabía de religión, geografía, finanzas y sentado en la palabra creía tener autoridad y derecho.
Pero mientras hablaba con su manerismo gay y su cabello tinturado de rojo yo lo veía como un dicharachero pintoresco. 
Cuando me habló de la historia de México y de Hernán Cortés, de la conquista y la superioridad de la sangre del Español montado a caballo, se me vino a la cabeza este cuento.
Al tiempo que gesticulaba imaginaba yo a este minúsculo hombre de a caballo, vestido en un armazón de acero y en su cinto una pesada espada, casi o más grande que él.
Esto era lo que me generaba tanta risa, la imagen de un hombrecillo quizás como Cortés, impartiendo órdenes con ínfulas de emperador.



Oscar Darío Velásquez Lugo
05-12-2010
Amsterdam

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