sábado, 31 de marzo de 2012

BOLIVAR, MITO Y LEYENDA, el eslabón perdido

DIARIO DEL GALLO
SÁBADO 30 DE MARZO 2012

SIMÓN BOLÍVAR, CARISMÁTICO HOMBRE DE AMÉRICA

mi recuerdo,
EN 5 SIGLOS HEMOS PERDIDO BASTANTE PERO AUN TENEMOS MUCHO POR GANAR: ´no existe calmante que apacigue el ardor de una raza, no hay dolor que extermine el pensamiento latino americano´. 
Hoy hago uso de esa parte de la memoria lúcida y sabida, antes que pasen más años y me adentre en los problemas que acarrea consigo la vejez.
El tema de hoy resalta ´al pensador y héroe de la civilización moderna y países americanos´, el Libertador-general Bolívar.  (Ya quisiera yo evidenciar en los valientes de mi época siquiera una chispa de astucia, entrega y coraje como la que lideró a este extraordinario intelectual y hombre de armas que llamaron Simón.
En mucho análisis de historia y literatura moderna encontramos un bipolarismo cuando se trata de este prócer de la independencia Latino americana.  Encontramos quienes persisten manchar su honor con un tinte negro y malicioso tildándolo de despota y mercenario dictador.  Y no por suerte, encontramos otra mayoría de historiadores que sorprenden por su objetividad y sabiduría sobre este venezolano ejemplo inigualable del continente.
Esto último fue lo que me pasó en la Hacienda de San Pedro Alejandrino en Santa Marta, año1991 al converger en la entrada con el guía oficial, un teniente afincado en este lugar.  Pienso que tuve suerte pues un tropezón como este que voy a relatar se dan muy pocas veces. 
Sin ser fanático y llevando el margen de obsesividad a una capa mínima, presiento, que lo que me llevó hasta Santa Marta, (buscaba disculpa en las salidas al Rodadero y Playa Blanca), fue la intriga, el hambre del saber, mi insaciable sed de confrontarme con la realidad.
Deseaba adentrármele a Bolívar en su morada una vez más, seguirle los últimos pasos en aquel aposento de paredes amarillas y con un lecho pequeño que forman el único testigo de su desolado fallecer.
De cualquier modo, lo que me dejó extasiado fue aquel otro devoto oficial colombiano.
Aquel teniente vestido con traje verde pasto y de impecables zapatos negros de charol, quién al percatar tanta inquietud de mi parte, narró con elocuencia fenomenal más de dos horas de historias, ...que Simón Bolívar había jurado liberar a América del yugo Español en la cúspide del Monte Sacro..., que sentimentalmente  la muerte de su esposa lo había afectado para siempre... igual como al final de sus días lo había desmoralizado el asesinato del general Antonio José de Sucre..., que en lo económico fue siempre un ser desinteresado y que haber fallecido pobre en una cama prestada era algo incomprensible en un hombre que había sido lo máximo que tenía toda la América..., y continuó que el Libertador no conoció apegos y para dar muestra había cedido su fortuna a la causa de la Independencia..., en lo político reveló que la famosa entrevista entre El libertador y José de San Martín, (que ha dejado tanta polémica pues allí supuestamente se definió la suerte del continente), fue un simple encuentro en homenaje a san Martin y para conmemorar haber ganado el puerto de Guayaquil..., que la supuesta escaramuza entre los dos libertadores fue un tejemaneje para hacer creer que entre ellos existía odio y recelo....  El teniente narraba que desde su infancia Bolívar, a pesar de ser un criollo de familia respetada y con educación tradicionalmente española, conoció la palabra injusticia..., que luchó por el derecho del indígena..., que abolir la esclavitud fue un paso más hacia la liberación del hombre... También relataba temas confidenciales del Libertador con tanta viveza y entusiamo que en ese momento era difícil poner su gracia en entredicho..., que una vez ganado el reconocimiento como Libertador, las madres en pueblos y aldeas por donde cabalgaba, en agradecimiento a sus entrega y triunfos, le obsequiaban sus hijas más hermosas para honrarlas y que entonces fue así como en cada país le perseguían decenas de concubinas y sus hijos que dejaba en su travesía...  También contó anécdotas de la milicia..., que una vez en batalla perdió su montura y le había tocado cabalgar día y noche a pelo....  El teniente hablaba fino y sabía historias tristes de las que vivió en su primeras batallas y también ratos alegres, las fiestas y celebraciones en su honor a que era invitado el Libertador.
El teniente había esquematizado nombres de familiares, un árbol genealógico desde varios siglos antes de nacer.  Conocía el humanismo detrás de cada bondad del Libertador, las fortalezas detrás de las flaquezas del aquel ser.  Mis ojos estaban abiertos cuando repetía frases celebres que yo reconocía haber leído en alguna ocasión.  Expresaba cada detalle con placer, con pelos y señales, nombres y apellidos y conocía de memoria un aterrador sin numero de mujeres amantes, descendientes y decenas de hijos naturales con fechas, horas, etc.
El ágil teniente se metió tanto en el personaje del Libertador Bolívar y conversaba con tanta seguridad que me había hecho respirar el aroma fresco del ambiente y hasta oír pájaros de la hacienda sin que yo me diera cuenta, todas sensaciones, como si estuviese allí cerca del Libertador.
Fue tal la impresión, sin pretender, fue tanto el manerismo y convicción de aquel teniente narrador que hoy pienso que esta visita no fue una casualidad sino una revelación.
Por eso he vuelto a leer sobre él, porque considero que el latino americano necesita reencontrarse con la historia para así acabarse de entender.
Leer, visitar parajes y recorrer los caminos por donde anduvo Bolívar es propinarme una inyección vital que llevaré conmigo más allá de los cielos divinos y la misma eternidad.
   
Oscar Darío Velásquez Lugo
30-03-2012
Amsterdam 
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