miércoles, 19 de febrero de 2014

GUATANTIVITA, LA ULTIMA PRINCESITA DEL CACICAZGO MUISCA

DIARIO DEL GALLO
MIÉRCOLES 19 DE FEFRERO 2014
amor...que nunca se acabe la cultura milenaria y la tradiciòn



LA PRINCESA GUATANTIVITA


'El hombre perdió la razón de su esencia cuando nació el capitalismo, por fortuna, nadie sabe el curso de la historia'

Pasaban los últimos años de aquel incomprensible conflicto nacional que comenzó entre pueblo y gobierno y que se degeneró en guerra sucia entre guerrilla, ELN, paramilitares y ejercito.  Una pugna que dura  más de 300 años, que ha dejado miles familias en luto y que es causa de miles y miles de asesinatos, (años que dieron pie a un estudio que reveló la escasez de hombres, que los hizo un género apetecido, pues la lucha armada había consumido más que todo machos jóvenes).
Fue entonces cuando las nuevas tradiciones se convirtieron en símblolo de un país en guerra interna, donde reina el desorden, caos y la ya típica lucha de intereses entre las clases sociales fundamentadas en el pensamiento de los tiempos coloniales.
El territorio que comprendía la Amazonia no había sido excepción. Allí, desde adentro del inmenso bosque, aparecieron un día los hombres con ametralladoras y machetes y botas pantaneras que reclutaban para su causa a cuanto joven topaban a su paso.  De allí de ese iluminado verdor brotó al mundo la princesita, la caciquita Guatantivita, la adolecente que dió pie a esta historia.
Aquella vida tribal cambió para ella en cosa de meses pues la confrontaron  la muerte, secuestro y una cruel violencia que nunca comprendió ya que para ella las maravillas de la naturaleza nunca podrían ser propiedad privada.
Ese mismo año de 2010, antes de la infiltración guerrillera, una sacerdotisa Muisca la había preparado para esposarse con el cacique de su etnia.
Tenía 15 años cuando la secuestraron atando sus manos y cuello con cadenas y la raptaron aquellos hombres que infiltraron la intimidad selvática.
Se comunicaba en dialecto huitoto.  No sabía leer ni escribir, desconocía la palabra de la biblia y el idioma castellano. Por eso estaba confundida y no aguantó. Por eso no entendía el acto de andar poniendo bombas y atacando la gente de los pueblos.
Guatantivita no alcanzó a celebrar 18 primaveras.
La mala suerte había hecho que contrayera un virus anónimo en el frente revolucionario.
Empezó a tullirse.  A sentir escalofríos mientras hacia travesías por las cordilleras.
Al final caminaba coja y para dar pasos lo hacia a punta de saltitos.
Guatantivita perdió la memoria en términos de meses.
La habían salvado varias veces de una muerte prematura. Era quizá un virus traído por alguno de los milicianos que viajaban a la ciudades.
Aquella joven indígena había sido arrancada de su nido selvático, de su hábitat, como quién arranca un árbol frondoso.
Un día común y corriente quedó tirada en el camino y encontró la muerte.  Había fallecido sin que jamás hubiese entendido el por qué de una lucha sin reglas en un país sin leyes ni poderío.
La princesa Muisca nunca entendió por qué se asesinaban aquellos parientes lejanos que decían llamarse cristianos.


Oscar Darío Velásquez Lugo
19-02 -2014
Santa fé de Bogotá 




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