sábado, 26 de diciembre de 2009

LA DICHA NO ALCANZA


AGUANTADA DE MOISÉS


Habían atravesado casi 21 kilómetros de montaña y al bajar encontraron un paradisíaco desierto selvático. El guía, joven pelirubio, grueso y de mirada caída, pronunciaba cada palabra con tanto sigilo y meticulosidad que hasta él mismo se sentía extraño.
Así había logrado que le siguieran con obediencia. La mayoría prefirió caminar descalzo. ¨Vamos no se queden... Ya no falta mucho! Al parecer, pasados tres meses desde su partida el clima instigante no cambiaría en absoluto.
El hecho era hacer progreso, instalar el campamento antes que avanzara más la noche.
Los acompañaban una nube de murciélagos que revoloteaban junto a millones de luciérnagas, grillos y cigarras.
¨!Prosigan.... Vamos paso firme...!, no le pongan cuidado a las plagas... No hay que malgastar el tiempo...¨, les vociferó. !No pierdan la fe ni la confianza!.
De pronto se sintieron atacados. Los murciélagos, como granizo, empezaron a caer de todas partes. Buscaron refugio bajo sus morrales.  Por un momento quedaron en colérico reposo.
Algunos alcanzaron a sentir escalofrío, pánico de muerte.
¨ ... Moisés, hombre en que nos ha metido!.
 No quiso contestar.
De la nada aparecieron cuatro helicópteros, entonces escucharon voces de megáfono ordenando deponer las armas. ¨No se mueve nadie o yo mismo los acribillo...!¨, dijo aguantado mientras cerró los ojos y se mordía los labios de rabia. Necesitaba darse un instante.
La selva no lo sacaría por la fuerza.
Estaba en todo su derecho de defender la patria, dijo después de acabar con dos helicópteros y del levantamiento de cadáveres de 12 hombres de las Fuerzas Armadas del Ejercito.   Había salvado a todos los insurgentes.
Desde aquel día le bautizaron ´don Hebreo´.




 Oscar Darío Velásquez Lugo
 25-X-1999
 Amsterdam


---

No hay comentarios: