UN
COLOMBIA
NO
En
AMSTER
DAM
Cuentos y poesía para leer en el Tranvía
EDITORIAL MUIXCA 2018
INTRODUCCIÓN
Estando de visita en Berlin decidí tejer mi propia biografía triggerd
por varios motivos: la lectura de la biografía del artista colombiano Miguel Ángel
Cárdenas que vivó en Holanda. Uno no puede dejar pasar el tiempo, enfermar,
envejecer hasta llegar al punto de no poder escribir, como pasó con este
artista. Dejar que otras personas
relaten y describan lo que uno más sabe..Una biografía es algo personal. Solo uno sabe las razones por las que hizo o
dejo de hacer algo.
Una segunda motivación fue por una conversación con mi cuñada Mariela
Abril F. y le doy las gracias, pues ella, después de leer los comentarios que
hago en mis videos en Youtube, me despertó una idea que tenia dormida desde
hace años. ‘Por qué no hablas más de tí, de cómo haces tus composiciones’ La idea de hablar más de mi mismo es un tema
que tenía relegado para cuando tuviera más edad y tiempo libre. Hoy afortunadamente me doy cuenta que si
hubiese esperado como me lo tenia dicho, hubiera sido como llegar tarde a una cita. Gracias a su intriga me doy cuenta que he
relatado muy poco acerca de mi vida, la concepción de mis ideas y de mi trabajo
artístico.
Otra motivación para que yo relate mi propia biografía es la
muerte de mi amigo Harold Lara Vega en el 2017 a causa de cáncer. Pintor colombiano que había llegado a
Amsterdam en la misma época que yo, pero que murió temprano y se agotó el
tiempo para expresar sus deseos sobre
que hacer con sus obras y legado, algo que estoy seguro a él le hubiese gustado
realizar.
Para mi es importante que el artista deje huella. Que un creador de arte no estampe sus ideas y
no deje claro el objetivo y fin de su trabajo me parece algo desatinado. Por eso, la visita a Berlin, ver que aun hay
recuerdos de la destrucción, de la
Segunda Guerra Mundial, la modernidad que 50 años después diviso, pisar esas
misma calles que un día fueron escombros y dolor, verla hoy monumental y
equilibrada es motivo de inspiración para yo realizar mi auto biografía.
EL DÚO DE LOS AÑOS: MÚSICA Y ESCRITURA
Marcado por la
devoción a letras y música siempre
Desde que tengo uso de razón, desde el momento que puedo hacer memoria a
los 7 años, recordando… mi vida se ve marcada por una directriz constante. Y por una razón que no es fácil descifrar,
siempre vuelvo al mismo punto, a escribir poesía, crítica narrativa, a la
interpretación y composición musical. Mi
destino, mi rol, ya entiendo, es el del embajador cultural. Y con la experiencia y madurez he asumido
este reto: el de ser comunicador, una voz del pueblo. Tarea que, por compleja
que sea, me viene como anillo al dedo y además no tengo otra propósito que
intentar lograrla. Mi devoción por la
lectura y escritura viene desde ese entonces.
Recuerdo mi primera lámpara de bombillo se convirtió en mi refugio. Eso
fue en vísperas de la fecha de mi octavo día de cumpleaños. Mi abuela, quien tenía la costumbre de
preguntar con anticipación lo que deseaba como festejo, fue como mi acólita en
este caso.
Pues bien, desde muy chico yo a
mi abuela Bertha Lugo le hacía un truco para recibir 2 regalos de cumpleaños,
(truco que aun funciona, por cierto). El
truco de anticipar mi regalo medio año, cosa que con el tiempo se iba borrando
y el de pedir algo la fecha de mi verdadero día de nacimiento. Es obvio, que yo
en esto estaba pillado, pero creo que a mi abuela que era una dama en todo
sentido, no le importaba hacerme feliz 2 veces al año. Además, yo aprovechaba,pues según ella yo era
su bastón de la vejez. Cosa que sí pasó,
tal y como ella lo tenía diseñado. Ya
que por cosas del destino, en un intento de dejar Europa decidí volver a mi
país natal. No aguanté sino 2 años.
Si dos años aguanté a Bogotá. Mi vida en Holanda es tranquila socialmente y eso me doblegó a devolverme a Europa. Y bien, como Bertha, así le decíamos, vivía en casa de mi madre y yo llegaba seguido a
visitarlas, logramos compartir creo yo, los momentos que ella había
soñado. Quizá no logre yo ser aquel
bastón de su vejez pero sí el nieto que comparte amor con su abuela
adorada. Fue mi abuela Bertha, la misma
que años más tarde, habiendo terminado mi bachillerato, me contribuyo para
poder realizar el viaje a Estados Unidos y luego a Holanda que me llevó al
exilio voluntario por el resto de mis años.
El caso esa primera lámpara, regalo mi abuela, hizo posible que yo me
levantará a leer en la madrugada. La
escena era que, mientras mi hermano dormía en la parte de arriba un camarote
que teníamos, yo enfocaba mi lamparita sin que nadie supiera y disfrutaba de la
lectura. De esta manera, iniciado en la
lectura, comencé a tejer el telón que fui llenando con escritura y con la
música desde la edad de 12 años.
EL PRIMER PRINCIPE COLOMBIANO EN EUROPA
MUIXCATONE: tonos de la gente con ayuda de la voz y la
palabra.
Yo
he venido trabajando la escritura, la poesía y la música desde que llegué a
Amsterdam en 1987, estás parecen ser mis compañeras de toda una vida. Treinta y un años después, mi anhelo es
seguir estos dos importantes objetivos.
Para esto voy a lanzar este que es mi segundo libro, por un lado. Y avanzar
con mis arreglos musicales y grabar mi primer CD con mi propia música Latin
Pop, que llamo estilo Muixcatone. En la actualidad pienso que ha sido una linda
tarea cultural servir de Puente y establecer en Holanda, que es una de las cunas
del arte moderno en Europa y el mundo entero.
Yo me he propuesto trabajar y dejar mi legado como si mi arte fuese un
Puente entre dos mundos, el colombiano latino y el holandés colombiano
latino. Para esto he puesto el nombre
Muixcatone en eventos festivales y ferias de verano en la radio local de
Amsterdam, youtube y Facebook.
En el verano del 2017, durante un show de teatro experimental conocí por
casualidad a Rosa Albarrán González, mejicana, quien a su vez había
intercambiado con los fallecidos artistas colombianos, Miguel Ángel Cárdenas y
Harold Lara Vega, ambos de Amsterdam. Y fue ella la que se refirió de mi con el amable título de Principe del Clarinete, luego de trabajar en
conjunto en uno de sus performances.
Fue ella, Rosa, quien encontró en su memoria argumentos, primero
graciosos y divertidos, para creer que
yo interpretaba el clarinete como un príncipe. ‘Muy sofisticado y
cuidadoso’, decía ella. ‘Además interpretas el clarinete como todo un
principe’, fueron sus palabras.
Yo vengo tocando este instrumento desde la edad de 12 años y nunca se me
había ocurrido utilizar un seudónimo tan particular. Recordaba
en sus palabras las cátedras de lógica matemática en la Universidad Libre de
Amsterdam. Un día estando allí cursando segundo año, el profesor filósofo me llevó
a pensar en la ignorancia del ser humano. El profe de cabellera rojiza escribió
en el tablero esta frase que me cambió para siempre y que hoy cuento como
anécdota,: ‘El rey de Francia tiene cabellera roja’, para aclarar el tema que
estaba tratando sobre ‘ponencias falsas’.
Cómo era posible, si alguien no
conocía la historia de Francia, si alguien no sabía historia, podría llegar a
creer que de verdad Francia todavía tenía rey y que este tenia cabello rojo.
Entonces comprendí por primera vez, que muchas veces la política se basa en esta
clase de frases falsas. Años más tarde relacioné estas palabras con Colombia,
con Latino América, donde los políticos inventan cosas descabelladas como esta
para ser elegidos.
Una día respondiendo algo sobre Colombia, queriendo comprobar que esa no
eran sólo una frase de tablero sino algo activo y real pues la gente cree historias sin pensar mas allá, aseveré que me
parecía raro que el hijo del rey de Colombia hubiera nacido con seis dedos en
un palacio en Bogotá. El chiste fue tan lejos que si yo no me retractaba y
aclaraba mi fantasía, la persona que escuchaba hubiera seguido convencida de
esta falsa propuesta. La gente cuando ignora, cuando desconoce puede creer lo
que sea. Grave situación, sobretodo sí uno se transporta a la situación de
Colombia, de América Latina, donde los gobernantes inventan redes de mentiras
y el pueblo en su inocencia se tragan los
cuentazos.
De modo que acoger el seudónimo de Príncipe del Clarinete no era algo
tan desatinado, sí al fin y al cabo juntaba todas las razones que comento.
En mi caso, como escritor y músico, el sobrenombre cabía perfecto. La
vida misma, los sueños tienen mucho de esto.
El hecho es que este sobrenombre fue tomando seriedad y desde un tiempo
para acá he resuelto adherirle a las fotos de portadas de mis canciones el
subtítulo de Príncipe del Clarinete.
ILEGAL A LOS 18 AÑOS PASO DE LA FRONTERA TIJUANA_SAN
DIEGO
Vida en Orange County California
UN ÁNGEL DE LA GUARDA, MI ABUELA
I
Transcurría el año de 1983. El panorama de mi futuro en Bogotá o en alguna
otra parte de Colombia era oscuro. Yo no sabía hacia que lado tirar el timón.
Lo único claro, era
que tenía que rebuscarme la vida. Había
terminado mi bachillerato. Pero cuando
me presenté, al segundo de los exámenes de admisión no alcance el suficiente
puntaje para ingresar a estudiar Economía en la Universidad Nacional de Bogotá.
O sea que nada. Era como volver a
comenzar de cero.
En mi casa todos
hacían algo productivo, de modo que para cualquiera de nosotros era difícil
pensar en tirarnos a la vagancia. Y conociendo a mi mama y a mi abuela, ser
vago no era ninguna opción.
Por ese tiempo se
acentuó la presión de mi abuela Bertha. Sin ella, de todas manera, sin su
apoyo, mi futuro hubiera sido distinto pues era ella el piloto emocional de no
solo mi vida pero de la familia entera.
Si miro en
retrospectiva, pienso que fue una decisión correcta la que a continuación voy a
narrar.
Pienso que de haber
permanecido en Bogotá hubiera terminado haciendo música en la capital y muy
seguro haría parte de una de las
orquestas famosas del país radicadas en Bogotá. Para mi ya era claro mi objetivo, que si
permanecía formaría parte de una orquesta famosa como son la Orquesta de Lucho
Bermudez, Pacho Galán, Los Tuparamos, Los 8 de Colombia. La Sonora Dinamita,
etc, que al final son las mismas orquestas adonde fueron parte de mis amigos del colegio, los que terminaron
haciendo vida musical.
Fue mi abuela,
recuerdo con precisión, la que comenzó a guiarme y decidió salvarme pues siendo
bachiller y ir a presentar Servicio Militar era una perdida de tiempo y algo
peligroso para un joven bachiller en un país bañado por la violencia. Entonces le pagó a un coronel amigo de ella
para que por medio de su influencias me dieran la tarjeta militar sin
presentarme al ejercito.
Ella tenía en mente,
que a pesar de haber trabajado toda su vida en la imprenta militar , a pesar
de haber estado toda su vida rodeada de militares, era más provechoso seguir
una carrera universitaria.
Por eso al conocer la
noticia que me había quedado por fuera de la universidad, al saber de la
oportunidad que surgía de una llamada telefónica, de un número de cartas, de una invitación de mi exnovia, una de las Pinilla, Edilma, a que viajara a California, ella no vaciló en diseñar la mejor estrategia para que mi viaje a USA fuera exitoso. Empezó entonces por ayudarme a sacar la
libreta y luego, aunque fuera de gran riesgo, ayudar con los gastos para que
saliera del país y pasara, aunque fuera ilegal,
la frontera de los Estados Unidos ilegal.
De modo fue ella
misma la que al saber de una invitación a irme, se mostró interesada porque yo
me fuera del país. Entonces, me llamó
aparte un día que fue a la casa.
-vea mijo, acá no se
va a quedar haciendo nada. Usted es un
joven inteligente no vaya a desaprovechar esa oportunidad. Yo le ayudo con lo que pueda. Si es el caso yo me endeudo y sacamos los
pasajes a crédito. Yo se que usted
después me paga cuando llegué atrabajar allá. Yo tengo por ahí unos ‘dolaritos
guardados desde hace tiempo’ que le pueden servir, se los voy a regalar.
Así siguió pasaron unos meses y no había
ocasión que estuviera yo cerca de ella y que no me olvidara que siguiera con
la idea del viaje, que no era pertinente dejar enfriar esa idea, que no era
sabio dejar parar esa grandiosa ganga. Y si mi abuela tenía razón, siempre tuvo
la razón. Haber tomado la decisión de
viajar
-Yo se que usted no
se arrepentirá, si quiere le doy para sacar la visa mejicana, para el sacar el
el documento del Pasado Judicial.
Mi abuela Bertha fue
realmente la que me abrió los ojos para que me fuera a empezar una nueva vida
fuera de Colombia. Mi abuela era una mujer tradicional y que, venía del campo,
a pesar de su poca educación había aprendido a sobrevivir en Bogotá. Ella en su juventud ya había sido parte de la
violencia que se vivía en el país, tanto que a ella y su familia les había
salir corriendo hacia la capital.
TEJIENDO LA PARTIDA HACIA MÉJICO
II
A pesar que yo ya
venía tejiendo varias opciones acerca de mi futuro inmediato en Bogotá, tarde o temprano debería tomar esa
seria decisión. Hoy pienso que un tema tan importante es algo que la familia debería conversar más, ya que
irse para siempre, como fue mi caso, meterme en el mundo del exilio voluntario,
como fue mi caso, no es nada fácil de asumir y menos a la edad de los de 18 años.
Una de las opciones
más seductoras era irme del brazo de amigo de colegio Jaime Mancera a tocar
con una orquesta. Jaime había estudiado conmigo en la banda
musical del colegio Inem y cuando supo que yo estaba medio trabado con mi vida,
cuando supo que yo estaba en en stand by, me propuso que ensayará saxofón en la
casa de su padres, allí donde vivía. Me propuso que si estudiaba el ayudaría a
abrir la puerta y así entraría a tocar saxofón con la Orquesta de Mañungo, de
la que él era parte. La orquesta estaba radicada en Bogotá.
Pero había una
condición primordial para pasar a la vida de músico profesional, tener la
destreza de, poder leer cualquier partitura de música de un solo pasión, tal y
como uno hace cuando lee una página de periódico.
Listo, le dije. Me fui a practicar y a estudiar método a su
casa en varias ocasiones. Jaime Mancera
siempre ha sido elegante y cordial. De
manera, para ayudarme, también dejaba a mi dispocisión las partituras de los
temas que interpretaba la orquesta en las fiestas para que yo les echara una
revisada. Por esos días comencé a soñar
que iba a amenizar una fiesta vestido de frac soñaba siendo un músico reconocido
para que mi familia y en especial mi abuela se sintiera orgullosa de su talentoso
nieto.
Sin embargo, por más
que estuviera ilusionado de ser un músico de orquesta, de alguna manera no me cuadraba la idea a la hora de pesarla
contra la oportunidad de viajar. Además,
si yo viajaba, tenia la esperanza de que iba a seguir aprendiendo composición. Mi sueño era estudiar composición y armonía
musical par algún día componer mis propias letras y canciones. Y como es la vida del que tiene
suerte, es exactamente eso lo que estudié en el Saddelback College de
California al año o dos de haber dejado Bogotá.
Junto a Jaime, yo
sabía la oportunidad que tenia frente a mi ya que es esa la misma con la que
tanto joven sueña para comenzar a triunfar en el mundo artístico
LA LLAMADA DE CALIFORNIA CAMBIÓ MI VIDA
III
La otra gran
alternativa era seguir hacienda música con en el grupo de música folclórico
andina Los Muiscas, uno de los que en mis ojos fuera un grup emblemático de la música andina
de la ciudad de Bogotá desde los principios de los años mil novecientos ochenta. Junto estaba también el reconocido grupo Chimizapagua, ambos con
cede y cuna la Universidad Nacional de Bogotá.
No obstante, seguir
tocando quena y flauta traversa en los Muiscas dificultaba por la cuestión
económica pues las presentaciones artísticas, mirando a futuro, no darían el
resultado para tener una vida estable.
No quiero decir que Los Muiscas fueran un grupo Andino con poco éxito,
por el contrario, bien recuerdo yo alcancé, por ejemplo, a presentarme con ellos
en multitudinarios eventos, en el reconocido teatro Jorge Eliezer Gaitan, en el
Instituto Colombo_Francés, universidades
y otros escenarios.
El caso es que en la
Colombia del año 1982 y tal vez pueda generalizar si digo también en
Latino América, aunque Chile y Argentina
podrían ser una excepción, pues de allí venían grupos folclóricos con roce
internacional. Pero en Colombia el
Folclore Andino no nunca ha sido tan fuerte como para tocar el nivel
básico cultural que necesita la sociedad.
El folclore era escuchado y tal vez aun sea, por círculos predilectos de
universitarios, y en cafés por gente con inclinación hacia lo alternativo. Es más, queriendo yo ser en este aspecto radical, prefiero decir que nuestra música
autóctona es todavía menospreciada, hasta un nivel que le niegan su valor
cultural. La música folclórica como
otras tantas clases de música debería tener un lugar distinguido en la
sociedad. Yo abogo que primero siempre
será darle oportunidad a lo nuestro y luego a lo que venga de afuera
Percibía yo inclusive
que entre mis mismos amigos músicos y allegados, existía distanciamiento, pues
la música andina esta relacionada con vagancia y todo lo que esto trae consigo,
trago, droga. La en la capital asociaba
la música andina con vicio y con y hippies.
En Colombia, tal y
como es visto en muchos países de Latino América, el folclore es visto como algo
secundario, por veía difícil mantener el nombre del grupo en la boca de un
público y esperar hasta llevarlo al nivel de por ejemplo Inti Illimani o un Quilapalyun, que son ejemplos cercanos
de grupos que disfrutan de su popularidad tanto en Colombia como en el resto
del continente.
En todo caso, en un
momento dado, tenia que distanciarme de estas tres posibilidades que me daba la
vida para llegar a lo que creí sería la elección más correcta.
El tiempo fue
labrando el camino de mi decisión Tocaba en una y otra orquesta, en un uno y
otro bar al que me llamaban para reemplazar al músico que usualmente estaba de
base. Nunca me gusto la vida de segundón.
Así es que como me
fui abriendo espacio mientras mantenía el vivo el contacto con Edilma Pinilla, que como digo, fue uno de mis novias de la adolescencia. Yo quería viajar.
Un domingo recibí una
llama desde Estados Unidos. Era ella, mi
exnovia que me estaba buscando Tenia buenas noticias. Si me decidía, si decía si al tema del viaje,
ella me prestaba los 500 dolares que costaba el paso con el coyote. El resto sería parte de mi nueva Historia.
Es aquí donde ella
empieza a ser parte del retrato, de la nueva etapa que empezaría formarse.
Transcurría el año de
1993, la fecha cuando dije finalmente que si.
Que si viajaba.
Estaba decidido, con
esa idea dando vuelta en a casa dejé de estar en paz. No le sacaba gusto a nada, hasta el punto que
quise alejarme de todos, de la música.
El viaje a los Estados Unidos era un hecho que debía concretar. De antemano quiero agregar que fue Edilma la
misma persona, mi exnovia, la mujer que parió mi primer hijo en 1987, justo antes de mi primer viaje a Amsterdam.
EL NIÑO QUE SUEÑA CON VIAJAR A USA
IV
Meses mas tarde
tomamos el avión hacia Méjico Distrito Federal.
A los 18 años uno yo
no conocía realmente nada del mundo.
Nunca había salido del país, pero recuerdo que alguna desde infancia
soñé con vivir en otro país, anhelaba ir a los USA. Soñaba con ir donde residían una tía y su
hija que nos iban a visitar de vez en cuando, que nos llenaban de regalos
traídos de lejos, ropa usada pero con etiqueta ‘made in USA’, vestimentas de
colores llamativos y modas que quizá si llegaban al norte de Bogotá, que son
los que más viajan, pero no al barrio Inglés, un barrio de clase media_baja al
sur de la ciudad que es donde pase mi infancia y adolescencia hasta que salí del país.
El tema de viajar con mi tía era una fantasía y nada más. Con mi tía Carola, así se llamaba, el problema era la distancia y la
comunicación. Como
cualquier viajero de este siglo, mi tía venía en ese entonces también venía de
afán. Solí quedarse muy pocos días en cada lugar. Además, el
otro asunto es que, teniendo poca edad nadie prestaba atención.
De esa época se me
quedó grabado el olor perfumes extravagantes y finos. Los viajes de mi tía se
plasmaron en mi mente, pero con ellas poco se pudo concretar. En la familia tampoco se sabía mucho de la vida ‘americana’ que ellas
llevaban. Su vida siempre fue una
intriga ara mí.
Ellas parlaban mucho
de Nueva York… Nueva Jersey con ese acento que fueron adquiriendo después de
estar varios años allá. El hecho es
pocas personas de la familia sabían que sí ellas sería difícil de volverlas a
encontrarse iban y quedaban pocas huellas de como seguirlas. Además que la cuestión de visado y
extranjería siempre ya era un tema complicado para los colombianos. Por fortuna todo ha cambiado desde que entró
el siglo XXI. Por fortuna la gente ya
viaja de un lado a otro como si se tratase de un viaje a otro, por fortuna ya
podemos hablar de esta globalización y del Mercado libre viajero.
SIN PLATA NO LLEGA NADIE MUY LEJOS
V
Así es como, una vez
graduado de bachiller que era mi primer paso y con los deseos de viajar al
extranjero vivos, reanudé el contacto con mi exnovia quien había logrado salir
del país con su madre y hermana rumbo hacia Baja California. Ese fue mi efectivo contacto. A pesar que ya no eramos novios, ella llamaba
a la casa de mi mama y charlábamos de vez en cuando.
Fue ella la que me
sugirió que si me quedaba en Colombia perdería el tiempo,que era el mismo
pensamiento de mi abuela. Y repito, solo basto que me dijera que prestaría los
500 dólares que costaba pagar a un ‘coyote’, que son los encargados de
infiltrar gente ilegal por la frontera hacía los Estados Unidos.
Mi exnovia me
garantizó que el coyote era confiable y que seguro pasaríamos la frontera estadounidense y en buenas
condiciones. El coyote aseguraba un paso limpio. Ellos allá confiaban mucho en él. El plan sonaba bien y pues nos fuimos dando anos a la obra..
La próxima vez que
hablamos, que fue como a las dos semanas, me volvió a ratificar que sí que, que
sí era posible prestarme el dinero y que sí era posible conseguir un coyote
serio que me pudiera pasa al otro lado de
la frontera mejicana. El tema se había
puesto serio hasta el punto que ya no había vuelta atrás.
Entonces deje de
ilusionarme con hacer más planes en Bogotá.
Deje los planes de asegurarme un puesto en una orquesta de nombre y me
propuse enfocarme en el viaje. Pero
debía pensar cómo solucionar mi mayor dilema, el costoso viaje. El pasaje a Ciudad de Méjico.
Esta noticia me llevó a vender mis objetos personales para costear mi éxodo.
Por fortuna, había trabajado tocando saxofón todo el año en fiestas de
pueblos con una orquesta cuyo director tenía muchos contactos y nos había ido
bien amenizando fiestas en los pueblos en la época de navidad y fin de
año. Así logré recolectar mis primeros
pesos.Luego con la venta de cada una de mis pertenencias logré recaudar el
dinero para la primera cuota del pasaje… Fue sí como vendí mi ropa, las ruanas
que use anteriormente para las presentaciones de música Andina.
Lo más preciado que
podía vender era mi saxofón tenor. Y
como había trabajado junto con otro amigo saxofonista, Nelson, ‘flauti’, pues
le convencí que el tenía una ganga si decidía ser el cliente que comprará I
saxofón tenor.
Muchos años más
tarde, tuve la desilusión de saber que este mismo amigo había sido asesinado
una media noche en época de navidad. No
se sabe si por robarle el o como decían algunos, por no querer compartir con
unos desconocidos una botella de aguardiente que llevaba consigo. Esta muerte me dejó toca por mucho tiempo
pues con Nelson “flautí’ compartimos muchos días tocando entes de yo salir
definitivamente hacia Orange County.
Y es exactamente por
esos días de la venta de mi indumentaria y artículos personales cuando vuelve a
reaparecer mi Ada madrina, mi abuela Bertha.
Como había anotado
anteriormente, es ella la que velaba por nuestro bienestar, su visita angelical
semanalmente a la casa donde vivíamos era algo puntual. El día que le comenté
de mi resolución de viajar se puso muy feliz.
Cuando le comenté de mis nuevos planes y de la llamada decisiva desde
estados Unidos, en la que ya quedaba ratificada la invitación, ella no dudó en
apoyarme para que tuviera pie fuerte y tomará en serio mi resolución.
Mi abuela Bertha era
abuela por parte materna, -mi otra abuela por parte de papa, la abuela
Mercedes, había muerto mucho tiempo atrás. Lo poco que acá puedo agregar es que
es que vivíamos en la casa que abuelo,
‘un paisa de pura cepa, según asevera mi mamá, había dejado como herencia a
todos sus hijos. Todos los hijos de mi
abuelo vivía allí, excepto mi tía que como comenté estaba residenciada en USA.
De ahí que yo tuviera
una infancia equilibrada y feliz, rodeado de primos y primas
constantemente. Eramos 14 niños los que
vivíamos en la misma casa. De modo que mi infancia fue una época de juegos
e inventos, de fiestas y vida familiar.
Allí convivíamos todos juntos.
Era una casa grande de dos pisos y cada familia habitaba uno o dos
habitaciones. A decir verdad,
afortunadamente la vida en familia marcó los principios morales y éticos de
todos los chiquillos que habitamos allí.
Ahora, regresando al
tema de mi abuela Bertha, no tenía yo otra persona que me hubiera apoyado más
que ella. Ella estaba siempre
pendiente de aquel ‘Bastón de su Vejez”.
Como comenté, así me
llamaba por ser yo quien desde temprana edad me la pasaba con ella, por ser yo
el que la acompañaba a la plaza a mercar, el acompañante que le daba seguridad
los días de fin de mes que era cuando iba a cobrar el dinero de su pensión
militar.
MI ABUELA BERTHA LUGO PENSIONADA
MILITAR
VI
Mi abuela era una
pensionada por haber trabajado para una institución militar y pues habiendo
sido una mujer soltera, ( nunca formalice vida conyugal pues mi abuelo, que
según ella fue el medico del pueblo, la Palma, nunca la había querido tomar en
serio y solamente la quería como una clase de concubina. Así que ella, al no querer ser la segunda
mujer de un hombre casado, se fue del pueblo para Bogotá, que es como a 6 horas
de viaje desde el pueblo. Recuerdo la
vez que me llevó a la Palma. Todos eran
amistosos con ella. Un día me dijo,
recuerda aquel tipo que le toco la cabeza… yo estaba sorprendido. No le
dije. Pues ese que te tocó la cabeza era
tu abuelo. Nunca en mi vida recordé su
rostro a pesar que sus palabras me daban vueltas . Yo trataba de acordarme
quién de la gente que me había saludado era el que más tenia pinta de ser abuelo mió. Era el médico del pueblo contaba ella. Era un señor con mucha plata. Y ella lo conoció cuando la mandaban a comprar en una de las cacharrerías de la que este , mi abuelo materno era dueño. Nunca supimos nada de él. Ese capítulo estaba cerrado. Quizá le doliera a mi abuela hablar de ese tema porque nunca lo mencionaba con agrado.
.
Ella, mi abuela, era
la única que anhelaba mi salida de Colombia.
Era un propósito un objetivo que ella se había propuesto. Y claro yo le copies su idea. Yo estaba feliz por esos días cuando ella me
dijo que contará con ella para la diligencia de los pasajes. Que siendo tal el caso ella era la que me
prestaría el dinero y me s0erviría de fiadora.
Tal cual sucedió. Sacó el crédito
del pasaje al D.F. Y recolectó veinte dólares para ayudarme si era necesario,
una vez llegase y para solventarme los primeros días que llegará a mi destino
Laguna Hills.
Creo que antes que
yo, antes que cualquiera, era ella la que soñaba con que yo llegará lejos.
Repetía que en Colombia no había oportunidad para los jóvenes. Por eso, no fui solo yo a quien pudo ayudar
para que saliera del país. Ella ayudó a
varios para que emigraran y buscaran mejores horizontes, se superaran y crearán
nuevas oportunidades para sus familias que quedaban atrás. Quizá salir del país, vivir en el extranjero
fue su mismo sueño y al ver que el destino le negó esa oportunidad, resolvió
ayudar a otros.
PASAPORTE CHIMBIAO
VII
Recuerdo que por esos
días en mi afán por comenzar los tramites y tener en regla los documentos para
poder salir del país, me fui para el Ministerio de Relaciones Exteriores, que
quedaba en pleno centro de Bogotá, que dizque a conseguir el formulario para
expedir mi pasaporte. En Colombia no hay lugar en donde uno quiera hacer un
trámite y no se encuentre con un estafador camuflado de perito. Y más allí
donde llega tanta gente desinformada y sin saber por donde comenzar el papeleo.
El caso es que tan
pronto llegué, me cayó encima uno esos tantos peritos que siempre abundan en
estas oficinas de trámites, me cayó como zancudo a chupar mi sangre. Yo no tenía idea de nada. Nunca había salido del país. Ignoraba el
orden del trámite por completo. Como
digo, este sujeto se me había adelantado, de manera que yo no tuve oportunidad
de acercarme a preguntar directamente en la ventanilla cuando ya estaba
envuelto en un sin número de trabas, que la fotografía debía ser así, que el color azul asa,
que el formulario debía ser llenado con maquina de escribir y no a pulso, (no
existían las computadoras caseras), que debía sacar una ficha, que las fichas
eran contadas y las repartían muy temprano, que había mucha gente que llegaba
en la madrugada a hacer la fila, que si no tenía su ayuda me gastaría varios
días hacienda el trámite. Etc.
Desde ese mediodía caí en su trampa.
-Perdón, le puedo ayudar en algo? Viene usted a sacar el pasaporte o permiso de extranjería? Si ese so lo que necesita, yo soy el
indicado. Acá hay demora en todo, a la
hora que usted ha llegado ya no hay nadie trabajando. Hay que llegar temprano a hacer fila, pero
con el frío de la madrugada y sol de la mañana la gente no aguanta. Vea, yo tengo una persona con influencia que
me ayuda allí adentro. Si quiere
usted. Yo le colaboro barato con el
papeleo. Acá puede usted perder el año haciendo ese trámite. Créame, yo le voy a cobrar poco por hacer esa
vuelta. Es más, si usted le parece comenzamos mañana temprano, con eso, le
aseguro, en cuestión de un día usted ya tendrá su pasaporte en sus manos.
Con tanta palabrería,
yo creo que no tuve tiempo de pensar mucho.
El recinto estaba desolado pero quedaban rastros las huellas de lo que había sido una mañana ajetreada, en el piso
habían formularios rotos y arrugados y papeles deshechados. El ambiente aun
estaba impregnado por el olor a sudor de mucha gente.
De manera fácil
asentí a que me ayudara, me pareció apropiado pagar y evitar tanto tumulto y
tanta confusión. Además que teniendo él contacto directo con las oficinas, yo
no perdería yo mucho tiempo en ese trámite.
Entonces, sin dar
espera, desapareció para ir a traer un formulario. Cuando llego, me dijo, ‘vea así es que
empezamos’. Manos a la obra.
Llenamos la primera
parte y como era medio día, me dijo que mejor continuábamos al día siguiente
temprano. Ese mismo día en el calor del evento me pidió un adelanto que él
utilizaría para ir formalizando el asunto, para darle a su amigo en la oficina
también algo por adelantado. Incauto y
desprevenido, qué sabe uno de esas cosas
a los 17 años, le pasé una buena cantidad de plata como símbolo del trato, como señal que yo era un joven de palabra y
cumplidor y que sí estaba de acuerdo que me ayudara con el trámite. El me hizo pensar que el sospechoso era yo y no él.
-Recuerde, por el
pago de mi labor no hay problema. Yo le voy hacer ese trámite por un precio
rebajado y asequible.
Entonces
intercambiamos números de teléfonos y quedamos en que nos comunicábamos esa
misma noche para hacer la cita del día siguiente y continuar con el trabajo.
A primeras horas de la noche intenté llamarlo. Pensé que el tipo estaría ocupado.
Pasadas una horas volví a insistir.
El teléfono timbraba pero nadie contestaba. Me cansé de llamarlo.
Así pasaron dos o
tres días y nada. Hablé con uno de los
amigos que viajarían conmigo a Méjico.
Me dijo que eso estaba raro. Que
eso e sonaba a tumbado. Y si,
efectivamente, yo ese día había sido presa de un atraco. El contacto, el perito y el teléfono resultó
ser todo falso.
Unos días más tarde
regresé al Ministerio para realizar mi trámite, ya prevenido por lo sucedido
pero aun emberracado y con ganas de encontrar al tipo y denunciarlo. Lo busqué
pero el tipo había desaparecido. Así fue como quedé marcado, por esta experiencia que en mi
vida entera guardo como mi ‘primera’ inocentada. El vivo vive del bobo decían en Colombia. Y eso exactamente fue lo que e paso.
EL PRIMER VUELO EN AVIÓN FUE A MÉJICO D. F.
VIII
En el D.F. o Ciudad
de Méjico, que es como los mismos mejicanos llaman a la capital, después de 15
días merecidos días de vacaciones y visitas, después de habernos dado un baño
de turismo por los alrededores de las pirámides de Teotihuacan y el Lago de
Xochimilco, recuerdo, pensamos otros tres acompañantes y yo que ya era hora de
seguir con nuestro plan, ya era hora de partir del Distrito Federal. Nuestra itinerario ý paradas estaba marcado
desde que salimos. Bogotá-Ciudad de
Méjico_Guadalajara_Tijuana_San Diego California_Orange County
Así que nos fuímos
para la estación central de buses, de donde salía el transporte para todo el
país. Allí nos sorprendió la guardia de Inmigración. Estábamos hablando, Mauricio, Machuco, Alvaro, el
Hijo de doña Erminda y y yo, que hacer, dónde hacer la fila, que sé yo, cuando
nos cayeron 2 agentes por la espalda y
en menos de un abrir y cerrar de ojos nos tenían esposados allí en pleno
centro de la estación. Nos detenían por infringir la ley de Inmigración-Están
detenidos, ustedes van deportados para Colombia en el vuelo que sale esta
noche, fueron sus palabras. Nos iban a
echar como perros del país de los mariachis y Cantinflas. En un momento de
lucidez, dentro de el aturdimiento de lo que estaba sucediendo, me llegó la
imagen de mama triste de la perdida de la plata de los pasajes y por los gastos
y deuda por la que debía responder pero feliz y dichosa de que su hijo
regresara y al fin no se hubiera marchado del país, recordé a mi abuela, sus
palabras alentadoras. Recordé el barrio
que tan solo quince días atrás había querido abandonar. Me puso pensativo el hecho de volver al mismo
barrio sin ni siquiera haber tenido la oportunidad de experimentar la vida en
USA..
Recuerdo como si
fuera hoy aquel momento de la detención.
Esposados? Pero por qué tanta exageración? En mis ojos nosotros eramos viajeros y nada
más. De todas maneras, con el ego y mis ínfulas de artista, el hecho quedó como
una gran humillación. Además que era mediodía y la estación de bus, imagine
usted cualquier estación de metro, de bus, de transporte, de una ciudad sobre poblada como es el D.F. Yo sentía vergüenza porque el sitio estaba abarrotado
de pasajeros con cajas y equipaje, vendedores de comida, viajeros y demás. La gente que pasaba por nuestro lado nos
miraba como si se tratase de una banda de delincuentes imaginaba yo..
De los primeros 15
días que quedé a mi llegada me
impresionó que los hombres del Zócalo, los vendedores en Plaza principal
tuvieran, además del corte de bigote, un picaresco parecido con el conocido
Mario Moreno. En verdad habíamos llegado
a la capital de los hombres con cara de Cantinflas. Yo veía pantalones cortos, bigoticos y cantinflitas por todas en cada
esquina, en los emboladores de zapatos, en os vendedores de quesadillas, en las
tiendas de barrio y restaurantes de tacos y enchiladas.
Y hablando de comida,
recuerdo los mercados llenos especies mejicanas de y comidas exóticas.
QUE ENCHILADA TAN HIJOEMÍCHICA
IX
En cuanto a la comida
de aji y enchiladas a mi me fue regular, valga la pena anotar.
Siendo nosotros
colombianos no estábamos acostumbrados a comer tanto ají y menos en el huevo
del desayuno. Recuerdo mi primer
enchilada. Uyy, de contar y no probar.
Ese día subí al cielo y creí que no iba a poder bajar jamás. Que
enchilada tan hijoemíchica, . El lugar
donde arribamos habitaba una familia mejicana de pura cepa y bastante
agradable. Veníamos con referencia de
ellos desde Colombia. El caso viene que al día siguiente de haber llegado, a
la hora del desayuno, la madre preguntó si queríamos huevos revueltos. Todos
consentimos en decir, si claro, por supuesto, si sin saber en el problemita que
nos estábamos metiendo.
Recuerdo que tan
pronto probé mi huevo, salté como si me estuviera quemando. Uyy esto pica fuerte…
-Si pica un
poquito. Pero come tranquilo, ahí así te
acostumbras, a medida que vas comiendo
pica menos, Cierra la boca y te picará menos, dijo la señora en tono
tranqulizante. Pero
ni su tono ni su consejo de cerrar el pico sirvió de nada..
Igual a como nos
habían acostumbrado desde pequeños en Bogotá, no dejé nada en el plato. Al parecer, el único que lograba entender lo
que estaba sucediendo en I boca era el perro que se había sentado al lado mio,
mirando como queriendo decir, ya se enchiló, venga para acá, que ese resto de
comida es mía..
De manera que acabé
con las tortillas, el pan que nos trajeron extra y todo lo que nos sirvieron de
desayuno. Había comido como una fiera hambriada.
Y como dije, yo era un ignorante en este tema de la picazón y
transcurrió mi día sin novedades, sin sabía el problema en el que me había metido
a mis intestinos.
El problema comenzó
tan pronto amaneció, solo entonces recordé el desayuno del día anterior en el
momento que me dieron ganas de ir a baño.
Me senté, mire para
todas partes del baño, como usualmente hace la gente. De pronto me di cuenta que entre más
despojaba más sentía que me estaba quemando.
Uno no sabe de que calidad y clase es el ají hasta que llega ese momento
de la deposición. Pues bien, yo no sabía
que era mejor, gritar taparme la boca, rascarme la cabeza o callar del ardor y
calentura que da el ají cuando va saliendo por el año.
Yo sudaba. Me quería bañar, rascar, meter el rabo en
agua, quería, pensaba en salir corriendo.
Además, en casa ajena, uno tiene cierta precaución y trata de no hacer
tanto ruido. Cada vez que pensaba que
había pasado el ardor, después que estaba limpio, me devolvía a la taza el
mismo ardor. Tenía soltura. Hacía calor pero yo sudaba del escalofrío.
Nunca se me pudo
olvidar aquella escena. A la palabra enchilada le tomé respeto. De modo, que desde ese Segundo día me fue
necesario prestar atención, con esa experiencia ya no era conveniente, por más
deliciosa que fuera, meterse cualquier clase de comida en la boca.
DELIRIO LUEGO DE LA RETENCIÓN EN LA TERMINAL DE AUTOBUSES
D.F.
IX
Pasados 15 días en el D.F. retomamos nuestro viaje hacia
la frontera con los Estados unidos, como describe, teníamos decidido reanudar
el viaje hacia Tijuana, hacia la frontera con San Diego. Repito, nuestro itinerario estaba bien estipulado, pero es que la vida
da muchas vueltas y uno no sabe, cómo, ni cuando ni por qué, algo imprevisto va a pasar. Bogotá, Méjico D. F.
Guadalajara, Tijuana y San Diego, ese era nuestro objetivo básico..
Soñadores y contentos
nos dirigimos a la Estación de Bus. Ya
teníamos planteado que habiendo era hora de dar nuestro próximo paso. Entonces nos reunimos en la mitad de la
estación de transporte a decidir la hora y la
empresa que pudiera llevarnos
Estando en plena
discusión con mis otros 3 acompañantes colombianos, se nos acercó un par de
hombres que nos llamaron a un lado.
-Sus pasaportes, Para adonde viajan los señores?.
Nosotros no sospechábamos nada. Y uno de todos modos se asusta cuando son
temas con la policía y la ley y además, nuestro viaje aun estaba en su comienzo
y de pronto el inconsciente jugaba un papel haciéndonos creer culpables,
sobretodo de un hecho, de un viaje que aun no estaba en pañales y que recién
comenzaba cuando tomáramos el autobús que nos llevaría hasta Guadalajara..
-Van ustedes a pasar
la frontera con los Estados Unidos!. Al escuchar esto, todos quedamos inmóviles
aterrados. Los
agentes de inmigración habían descubierto nuestro plan. Pero cómo? Cuando? Habíamos hablado demás sin
darnos cuenta?
Esa frase de culpabilidad nos dejó sembrados en el piso,
atónitos. Cómo era posible que
habernos leído el pensamiento. Qué
habíamos hablado de más, en que momento habíamos soltado la lengua. Nuestro acento colombiano nos delato. Pero
había que seguir siendo voluntariosos..
-No, no señor,
nosotros estamos de visita, somos estudiantes.
Estamos
de turismo en su bello país. No señor se
equivoca, nosotros no vamos a cruzar ninguna frontera, contesto Mauricio, uno de
mis compañeros de viaje que era el más adulto, más serio y respondón de los cuatro que salimos desde
Bogotá.
-Nosotros venimos de
vacaciones. Siempre soñamos con venir
acá.
De inmediato
-nosotros no eramos perita en dulce para no visualizar el problema en que
estábamos ahora metidos, sin habernos pasado mucho tiempo y sin habernos respondido qué era lo que realmente
estaba sucediendo, nos percatamos que la policía de inmigración nos habían
confiscado los cuatro pasaportes, que a los cuatro nos habían decomisado los boletos de vuelo de regreso a Colombia. Boletos que al final de cuentas nunca utilizaríaos, de ser posible nuestra entrada la los Estados Unidos. La idea era retornar el cupón de vuelta por el tema de la devolución de dinero.
Pero lo peor aun
estaba por suceder.
Nos arrinconaron en
una de las esquinas de aquella estación de buses nacionales y como conté, como
si se tratase cuanto criminales, nos fueron asegurando las esposas y nos
dejaron sentados en una rincón de la estación. Que momento tan terrorífico pienso yo aun.
Se habían quedado con
nuestras documentos y pertenencias. Allí
habíamos quedado aburridos y tirados sin palabras que cruzar en unas sillas de
plástico. Tristes. Callados.
Avergonzados. Despistados. Qué había pasado?.
Ninguno tenía mínima
idea de lo que iba a acontecer. El hecho
es que el viaje hacia San Diego ya no era más que una ilusión.
-Ustedes quedan
detenidos por infringir la ley de inmigración.
Quedamos perplejos,
nos mirábamos con cierto secreto.
-Esta misma noche
irán devueltos a Colombia en el primer avión, allá primero irán a la cárcel o como lo determine
los de inmigración o el gobierno colombiano en estos casos.
Esas palabras,
causaron una carcajada de impotencia y frustración.
Entonces fue cuando
me acordé de mi familia, en los objetos que había vendido, en la vergüenza que
de ser devueltos y llegar al barrio con los bolsillos vacíos.
Aquella risotada salía más de un sentimiento
reprimido. La desesperación se fue
acentuado con el paso de las horas.
Después de varias hora allí sentados, cuando comenzó a hacerse tarde,
nos asustamos de verdad. Será que nos va
a hacer algo? Será que nos quitan las cosas y después nos desaparecen? Uno
piensa de todo en una situación de estas y más cuando lo tienen a uno amarrado.
Los viajeros no
dejaban de mirarnos con sospecha. Las horas transcurría y no pasaba nada. Comenzó
a caer la noche. Los guardias se había ido del lugar, sabíamos que nos
vigilaban pero ya no estaban a la vista..
La único que sabíamos era que con esposas no podíamos correr ni irnos estando con
las manos atadas en la espalda.
Luego se acercó uno
de ellos, nos dijo que esperaban el transporte que nos llevaría al la oficina
de Inmigración. Las palabras confirmaban
nuestra sospecha. El tema del continuar
el viaje estaba enredado. Quince cortos
días había durado nuestro intento y fracasaba. 15 días de gozadera se borraban
con esta contrariada situación.
A LA SECRETARIA DEL DIRECTOR DE INMIGRACIÓN LE GUSTA
LA POLLERA COLORÁ
X
De manera que cuando
llego la camioneta de Inmigración nos subieron como perros enlazados. Ya no había opción alguna. Allí estábamos enjaulados como pollos en la
plaza del mercado.
Llegó la noche. Con el paso de las horas los agentes de
inmigración se encargaron de llamar a uno por uno de los 4 colombianos para ser
interrogados. Todos por separado. Cuando me llegó el turno yo ya estaba
tranquilo. Pensando que de verdad íbamos
a ser deportados el día siguiente. Me
parecía raro que las preguntas que hacía el guardia de inmigración se oyera en
voz alta pero que el mismo fuera el que la contestaba tambie’n en voz alta a
manera de auto dictado.
Su nombre es O. D.
Velásquez Lugo. Lugar de nacimiento Bogotá Colombia. Edad 18 años. Profesión estudiante,
músico. Motivo de la captura: propósito de pasar la frontera hacia Estados
Unidos y un largo chorizo de otras acusaciones.
Yo creo que alcancé a
decir mi nombre, el caso es que el guardia de inmigración, un hombre
experimentado en el arte de la narración, contestaba a las preguntas que el
mismo hacía pues por una parte sacaba los datos de mi pasaporte y tiquete de avión. El resto lo llenó con cuentos e inventos de su
imaginación. Yo llegué a pensar que a
estas oficina donde me había traído llegaba mucha gente como yo pues el agente
conocía la rutina a la perfección, tanto así que ni miraba, ni daba la
oportunidad para decir nada que no fuera o que el tenia en mente relatar. El hombre con el blindaje que tiene la
autoridad hizo y escribió literalmente lo que se le venía a la cabeza, lo que
se le daba la gana.
Escuchaba me limité a
escuchar su voz y sus argumentos. Movía
los labios como un muñeco ventrílocuo.
El pasaba por alto que yo estuviese allí. Me sentí vulnerado pero decidí quedarme
callado. En esas circunstancias el
guardia se encargaba que sus palabras fueran contundentes e información
valiosa. Yo preferí callar. Sonaba entonces el eco de la voz del guardia
y el teclado de una vieja maquina de escribir que utilizaba, el resto era silencio
absoluto. No había nada que agregar. Recuerdo
que en ese momento me sentí vulnerado. Y seguía sin que yo chistara
palabra. Yo ni siquiera le miraba. Me
limpiaba las uña o miraba para el techo esperando que pasara este mal momento:
‘ Yo’ se decía, ‘declaro que es verdad, que mi intención de venir a Méjico es
la de usar el territorio nacional hasta llegar a Tijuana y así poder cruzar la
frontera con los Estados Unidos. Yo
estoy de acuerdo que he infringido la ley y que por tal motivo acepto ser devuelto a Colombia tan pronto como sea posible el embarque’. Lo pero es que yo firme esa enjambre de mentiras.
Yo permanecí mucho tiempo
callado. La formalización de este
documento de acusación duró como una hora, pero por más experiencia de tipógrafo,
por más que le daba y le daba a eses teclado, por más que escribiera, enrollara
y diera espacios es tiempo parecía esta estático, así que todo este tiempo
callado me había parecido una eternidad.
Seguramente a estas horas de día, sin comer, con sed uno ya comienza a
dar señales de cansancio. Bien, para acortar
esta parte de la historia, debería enfatizar que mi asombro fue menos cuando vi
que me pasaba tres hojas tamaño carta repletas de letras y aseveraciones que yo
nunca había acordado para que les pusiera fecha y firmara que estaba de acuerdo
con ser deportado. Si había algo con que
no estuviese de acuerdo era eso, firmar un acta sin que yo conociera todo el
contenido de lo que se me estaba culpado.
Pero no había otra opción mas que firmar y comer callado. Sabía que ya otro de mis compañeros así había
firmado. Nos seguíamos mirando
incrédulos. Cómo era posible que
habíamos caído en sus manos como ovejas sin rebaño por el simple hecho de
hablar con acento colombiano. Por otra
parte era obvio. El colombiano siempre
pasa de astuto y nosotros no habíamos sido precavidos a la hora de comprar el
pasaje de autobús. Ya no había nada que
hacer pensamos resignados.
Recuerdo que iban a
ser las 6 de la tarde y pronto llegaría
el cambio de guardia. Nosotros estábamos
resignados. Uno de los guardias nos dijo
que de pronto podíamos hablar con el director de inmigración, a ver el que
decidía de nuestra situación. Eso nos
di una esperanza.
Cuando llegó el
director, pasado un rato, nos llevaron a su oficina en la más alto de ese
edificio de ocho pisos, contamos nuestro relato. El jefe se veía un tipo relajado y buena
gente. Estaba relajado. Yo debí haber tenido cara de niño
todavía. Me preguntó que si era verdad
que estábamos solamente de viaje, no tuve otra respuesta que mentir.
Si señor, estamos de
viaje, fue mi aseveración fulminante. Yo
le miraba a los ojos y me daba cuenta que no era fácil convencerle. Los hechos, las actas firmadas hablaban en contra
nuestra. Fue entonces que me preguntó mi profesión y de que vivía, de donde había
sacado dinero para el viaje.
Ya con las oportunidades casi en cero, le conté que si
que era verdad que yo era estudiante, (ya había finalizado mi bachillerato
claro). Y le aseguré que la plata del viaje la había
ahorrado tocando en orquestas, que era mi profesión y que yo debía regresar a
Bogotá para cumplir compromisos relacionados con música
-Bueno, vamos a hacer una cosa. Algo bien original. Usted me dice que sabe
tocar música. Voy a ser condescendiente
con usted cuatro. Les voy a dar una sola
oportunidad. Usted es el que debe salvar
a os demás. Todo depende de usted, de su
virtuosidad. Así que lo dejo en sus
manos, dijo el jefe de Inmigración en tono más relajado que el de los policías de la Estación del Bus y mucho más suave que el de los agentes que llenaron el
documento que aseguraba nuestra culpabilidad allí en ese edificio.
Yo no sabía que pensar. Me sentí presionado. Qué era lo que debía hacer? Por qué yo, si yo
era la cuba del grupo. Entonces,
tomando en dos manos esa oportunidad, me llene de valor y le dije listo. Yo tomo el riesgo por los demás. Además, de verdad que somos inocentes de los
que nos están culpando. Nosotros no
hemos hecho nada. Nosotros estamos de
viaje por el D.F y nada más.
-ok,
se trata de los siguiente. Mi
secretaria principal tuvo que bajar a
hacer una vuelta, ella sube en un rato, la acabo de mandar llamar. A ella le gusta mucho la música colombiana y
en especial a ella le gusta bailar cumbia.
Seguro que se me iluminaron los ojos, yo como que
sospechaba cuál era el reto que me iba a dar.
Entonces me puse a pensar.. cumbia, hay varias buenas. La cumbia
Cienaguera, la Pollerá Colorá son muy típicas y seguro que en mi repertorio
aunque fuera la Sampuesana le podía interpretar. Me ilusioné sin ni siquiera entender lo que
aun quería de mí. El jefe continuó…
-Tan pronto como suba ella, usted toca una
cancíon. Imagino que como colombiano,
como músico sabe usted tocar bien una cumbia.
Yo escuché en su voz cierta ansiedad.
Sabé tocar cumbia?
Entonces respondí que claro. Que sí sabía, que podia tocarle una muy
famosa muy internacional, una que seguro habían escuchado en Méjico. Conoce usted la Pollera Colorá?
-Sí, esa. Cómo
es que suena?
Entonces, tararee el sonsonete de la Pollera Colorá. Y
cuando lo vi convencido deje me callé.
Le dije que yo no cantaba bien, que sí podía intentar, que seguro la
podía interpretar para ella pero que para eso era necesario que me
devolvieran un par de quenas que me habían decomizado junto con otras cosas.
-Pónga cuidado al trato, me dijo. Si usted toca bien, si mi secretaria se
emociona y usted logra hacerla bailar de la emoción, yo les aseguro que les
daré una prorroga, les dare na oportunidad de viajar otros quince días por las
cercanías del Distrito Federal. Con ese permiso estarán ustedes bajo fianza. Yo me quedo acá con sus pasaportes y pasajes
y en quince días regresan por ellos y entonces,arreglamos lo del viaje de
regreso a Bogotá.
Tan pronto como escuché está proposición, me alegre
muchísimo. Yo nos podía salvar gracias a
la música. Si todo salía bien no
dejarían en libertad. Entonces me
regresó el alma al cuerpo. Mis
compañeros de viaje no sabían lo que estaba pasando. No sabía como compartirles mi temporal
felicidad, pues a mi me habían apartado y solo a mi me habían llevado a a esa
cita con el máximo de los agentes de inmigración.
El era el único que tenia la potestad y poder que no fuéramos
deportados de inmediato. Estoy seguro que cuando tan pronto escuché su
requerimiento, me debí llenar de regocijo y emoción. Para mi, salir libres de esa detención, que
nos dieran un permiso provisional para estar en Méjico era un paso tal vez más
grande e importante que haber tomado el avión en Bogotá.
Un par de quenas eran los únicos instrumentos que yo
había llevado al viaje. Por lo liviano y
pos su tamaño, eran muy fácil de transportar
La pareja de quenas bien afinadas y en el mismo tono las dos, por si
había alguién en el camino con quien poder hacer un duo musical.
Yo no estaba frío del todo. Yo había venido tocado en la calle, el las plazas y durante los viajes
que habíamos hecho fuera de la ciudad.
Mauricio era un fanático de mi manera de tocar. A él
encantaba que yo tocara y de vez en cuando me decía ‘a ver Racso’, así me llamaba, (el nombre Oscar al
réves), ‘a ’ver, saque una de esas
quenas, déjenos escuchar un rato algo
chévere. Yo veré, déjese sentir. Yo
veré, póngalos a gozar.
El pacto entre el ofical y yo sellado cuando me
subieron las quenas. Ahora había que
esperar a que subiera la agraciada secretaria.
Tuve
tiempo de pensar en los demás viajeros. Si ellos supieran lo que estaba
pasando. Si ellos supieran que estábamos a un paso de ser
puestos en libertad condicional.
Así es como la música me iba a ayudar a que saliéramos
de este vergonzoso aprieto. Mi quena y
una cumbia bien interpretada despejarían el camino hacia la libertad. Desde ese día mis quenas fueron mi brazo
derecho. Hoy aun las conservo. Mis quenas son mi Tesoro, una reliquia que me
acompaña, junto con el clarinete Selmer que compré hace dos años en la casa de
música Hampe & Berkel que según su
propietario es la tienda de música más antigua de Amsterdam y de Holanda.
DE GUADALAJARA
A TIJUANA. PASO ILEGAL DE LA FRONTERA DE U.S.A.
Adónde se dirije usted, dijo la guadía
de inmigración en el aeropuerto de Tijuana
XI
Cuando subió la secretario, pasé un momento de
nerviosismo. La secretaria era una mujer
muy bella. Muy elegante. Tenía cabello oscuro, tez blanca. Estaba bien pintorreteada, usaba labial rojo,
una minifalda que la hacia muy sensual y zapatos altos, lo que la hacía ver muy
resplingada y elegante. Ella me miró con
cara de sorpresa. Como queriendo
decir. Bueno y quien es este. Con qué me va a salir. Ella no tenia idea de por qué su jefe la
había mandado llamar
Entonces, como los tenia en suspenso. Me tomé el tiempo necesario. Saqué una de las quenas del bolso guajiro en
las cargaba y pensé, acá no hay vuelta atrás.
La voy a hecer mover las caderas y nos iremos de acá. Y tan pronto como
escucho os primeros compases, tenia razón el jefe, tan pronto como escucho la
canción que reconoció de inmediato, soltó sus manos, se las puso en la
cintura y comenzó a danzar, comenzó a moverse como se mueven la mujeres que
bailan cumbia en Colombia. De la
emoción, a mi se me subió el calor a la
cabeza. Seguí tocando. Ella estaba feliz y su jefe también. Luego
les dije que si conocían el rito de porro y comencé a tocar La Mucura, que yo
sabía también era una canción internacional.
El hecho es que a la secretaria ya la tenia en mi bolsillo. A su jefe igual
. -Que bella serenata me has dado, le dijo al
jefe. Sabes tocar muy bien, mencionó dirigiéndose a mi directamente. Yo le
sonreí. Estaba lleno de emoción.
Luego de la corta serenata el oficina del comandante
de inmigración Méjico, me habló preponderante de lo que iba a pasar con
nosotros. Se refirió al decomizo de documentos
de identidad colombianos, y que lo que haríamos era como una clase de fianza,
porque él nos daba unos días más para permanecer en a ciudad de Méjico.
Luego
bajamos donde mis compañeros de viaje.
Todos reíamos de nervios y de felicidad. Así fue como a cada uno nos
entregaron un papel con sello y firma de jefe de inmigración y pudimos salir
por la puerta grande de ese lugar.
Tan pronto como estábamos abajo en la calle, no
sabíamos si saltar o gritar. Pasamos la
primera esquina riéndonos disimuladamente pero llenos de felicidad y a manera
de secreto nos dijimos. Listo nos vamos
ya.
A la hora de tocar la puerta del edificio ya estaba
bien entrada la noche. No sabíamos dónde
estabamos exactamente. Méjico Distrito
Federal es inmenso. Frío, hambre, nada
importaba. Estábamos libres. Podíamos volar. Y eso fue lo que hicimos, volar rápido y sin
dar tregua nos dirigimos e nuevo a la Estación de autobús donde nos habían
retenido ese mismo día.
Esta vez nos separamos y son chistar una sílaba, cada
uno fue a comprar su pasaje con dirección a Guadalajara.
Se la habíamos hecho..
‘Acá no nos vuelve a ver jamás’, nos dijimos en
secreto
Y los pasajes de regreso a Bogotá? y los pasaportes
colombianos? Nada importaba más que estar estar sin esposas y fuera de ese
edificio de inmigración. La libertad
vale todo.
Así es como
logramos continuar el viaje con dirección norte. Nos faltaban dos travesias importantes más. Guadalajara, donde nos estaba nuestro próximo
contacto y llegar a Tijuana a salvo y finalmente el paso por la linea
fronteriza entre Méjico y USA que era para I la más importante y nuestro
destino final
EL WETBACK, CALIFORIA DESTINO FINAL
Caminata hasta Sand Diego
Si las cosas salían bien y contábamos con suerte nos
encontraríamos todos en el Burguer King.
XII
Resumiendo un poco, una vez a salvo en Guadalajara
retomamos la idea de dedicarnos un poco al turismo.y de la vacaciones. Con el
permiso de Jefe Federal de Inmigración, volvímos a estar amparados por la ley. De
manera que el tema de la detención, deportación, y la confiscada de los
documentos de viaje había quedado atrás.
Pasamos de
quebrantadores a sujetos protegidos por la ley.
Quince días, con permiso del comandante para continuar
visitando el país.
Retomando el caso, cuando nos soltó el jefe de
inmigración, volvimos a tener fé. Y con los tiquetes del autobus en los
bolsillos y sin percances esta llegamos a Guadalaja. Quién no ha escuchado nombrar esa bella
ciudad. Allí estuvimos otros15 días.
En Guadalajara nos fue bien, ahí pudimos recargar
baterías para el viaje a Tijuana. Nuestro
contacto allí en esta ciudad también estaba hablado. Fuimos a hospedaro a casa de
una odontóloga colombiana. Por medio de
ella, de algunos contactos, conseguimos boletos para hacer nuestra próxima
travesía otra vez en avión.
El problema que veían los que sabían de nuestros
deseos de llegar a la frontera, era que
tomando el avión había gran probabilidad que nos volviera a para la inmigración
mejicana. Allí en Tijuana en la
entrada de pasajeros se divide en dos.
Nosotros, por motivos de falta de pasaporte y de identidad, debíamos
intentar pasar por mejicanos de la zona.
Era importante saberse camuflar Entonces estuvimos en contacto con gente
mejicana y nos enseñaron un poco como se hablaba en la frontera. Por si alguien nos detenía debíamos decir que
eramos mejicanos de allá. Hicimos pues
el debido adiestramiento y el día de abordar nos vestimos como si fueramos mejicanos.
Tod estaba calculado.
También estaba hablado que una señora con un paraguas rojo nos esperara
a la salida del aeropuerto para llevarnos a hospedar a un hotel hasta que
llegara el día que el coyote nos llevaba con él.
El viaje de Guadalajara a Tijuana, fue mi segunda subida
en avión, el viaje estuvo lleno de ansiedad y excitación pues debíamos pasar
bien este crucial obstáculo.
La experiencia de la detención en el Distrito Federal,
nos enseñó que cuanto más separado estuviémos, cuanto menos español colombiano
hablásemos, mucho mejor. Ibamos directo
hacia unos minutos de tensión e incertidumbre.
Pasar esta linea de inmigración en el aeropuerto de
Tijuana era cosa de buena suerte. Cada uno de los cuatro viajeros, Mauricio,
Alvaro, Toño Machuco y yo salimos a
diferente velocidad del avión, dirección la puerta por donde pasaban la aduana
ciudadanos nacionales.
Yo preferí ser
el ultimo en salir de avión, pensando que era buena idea ver como iba la cosa
con mis compañeros. Cualquier error que divisara de alguno, yo lo corregiría
para yo no tener que caer.
Me di cuenta que pasaron los tres.
Llegaba el momento de mi turno, me tocaba iniciar mi
caminata hacia la salida del muella en busca de la social y cómplice del coyote,
debía ubicar rápido, sin dar señal alguna de nerviosimo a una señora con sombrilla
esperando. Comencé mi caminata, pensé
que iba a un paredón donde posiblemente iba a morir. En ese instante mi mundo se borró. Sólo entendía que caminaba para adelante como
un zombie. Yo iba dando paso por paso en
ese largo túnel por simple inercia.
Al frente mio como a 100 metros logré ver que a lado y
lado del callejón por el que uno debe salir, un par de agentes de inmigración,
me asuste más, pensé que ahí estaba la verdadera
traba. Era un hombre y una mujer. Yo llevaba aun mi mochila en la que cargaba
las quenas al hombre. Traté de meterme
entre otra gente que venía a lado mio a pasar el puesto de control. Cuando llegué a la altura de los dos agentes,
creí que me moría, sedé seco, se me fue la respiración, caminaba daba pasos sin
saber cómo ni porque. Que momento tan duro
era ese. Ahí cada uno estaba por su
cuenta, si me pararan, caería. Si me
llegasen a parar, hasta ahí duraría mi viaje.
Culillo, si eso era, me había llenado de culillo, que
es como llamábamos esta clase de nerviosismo en Colombia, lo que hoy llamamos paniquiarse
y friquiarse por stress.
Seguí
andando sin tener noción de nada. Veía a mis compañeros de viaje a salvo, debía caminar
unos 100 metros pero a mi me parecieron millas.
De repente, en el momento que pasé por la mitad de los
dos guardias, que estaban parados a lado y lado del callejón de salida, escuché
a mis espaldas la voz de la mujer agente que me preguntó. Usted señor de dónde viene. Me quedé sin oxígeno. Parecía que alguien apagaba a luz. Este era
el fin del mundo para mi.
Sentí que me habían atrapado de nuevo. Por qué me
tenia que pasar esto a mí? Por qué me tenían que preguntar sobre mi procedencia
justo a mi?.
Yo no di la cara recuerdo bien, yo no paré, yo no
respiré. Mis movimientos eran actos involuntario.
Yo estaba era pensando que ya me habían agarrado y qué ahora que iba a
hacer?. Pensé que otra vez estaba cerca
de una deportación.
Entonces contesté a la mujer sin darle la cara, sin
darle los ojos. “Vengo de Tala’’ Y seguí mi paso lento pero certero pero con la
idea, con la impresión que alguien de ellos me iba a tocar la espalda, que
al no detenerme alguno de ellos dos me
iba a perseguir hasta decirme, escuche le estabamos hablando a usted.
Yo esperaba que me fueran a tirar el buzo por la
espalada para hacerme retroceder, sin embargo al no parar, cada paso me fue
dando vida otra vez.. ‘Me sentí
iluminado. El caso es continué mi camino paso a paso. Y me fuí alejando de los agentes. No quise mirar si la agente que no estaba
conforme con mi respuesta venía tras de mi.
Yo
solo sabía que iba derecho en dirección de la salida. Sentí que quería echar a correr, escapar. Mi mayor deseo era salir
pronto del encierro en que me vi atrapado en ese callejón. Ese paso por la mitad de los dos agentes me
dejó huella, debe ser un trauma de inseguridad que nunca lo pude superar. Todo estaba en juego, mi pasado y mi futuro y
de no haber seguido lo hubiera echado a perder
Caminé hacia afuera como habíamos acordado, yo estaba
en la jugada, nadie quería hacer ruido y levantar sospechas, uno no sabe, en un aeropuerto como
el de Tijuana hay agentes encubiertos por todas partes, y yo y todos, creo, ya
eramos conscientes de no querer volver a
pasar por una situación como la de Méjico Distrito Federal . La señora de la sombrilla que había vistos de
lejos había salido del aeropuerto hablando con Mauricio como si le conociera de
mucho tiempo atrás. Tan pronto como yo pasé las puertas de salida, aceleré el
paso para no perderme de ellos. Entonces
la señora, que vio que todo había salido
bien paró, y nos saludo. Nos dijo que
estabamos a salvo con ella. Que debíamos
tomar un taxi hasta un hotel y que allí
esperaríamos noticias del coyote de cómo y cuando era que nos iba pasar.
El hotel quedaba cerca a la linea fronteriza. Desde la ventana se veía el tumulto que hay en
la frontera. Me había calmado otra vez.
Al
día siguiente la señora regresó de madrugada.
Venía comunicarnos
el plan que tenia pactado con su socio, aquel personaje salido de una fábula,
que llamaban el coyote. Sus instrucciones eran que deberíamos estar listo, que
ella vendría a medio día a recogernos, que la hora indicada para pasar la
frontera estaba estipulada para esa hora..
Y otra ve, desapareció. No se
quedaba mucho tiempo pero lo que captamos era que ella no era ninguna
desconocida para la administración del hotel.
Llegó como a eso de las 11:30. Entonces ordenó que sacamos nuestras
pertenencias y que la siguiéramos, que hiciéramos como si fuéramos famiiares,
como si nos conociéramos, para no alertar a nadie.
Luego caminamos unas cuantas cuadras. Nos estacionó muy cerca a una gran valla. Por aquí, dijo es por donde va a pasar. Este es el paso que utilizan los camiones que
van a entrar a Estados Unidos, por acá mismo que estarán ustedes también. Pasando la valla estarán en San Diego
California.
San Diego, ese era nuestro destino principal. Una vez allí podríamos embarcarnos pra pasar
el ultimo retén antes de entrar a Orange county, que era donde nos esperaba la
familia Pinilla con brazos abiertos.
San Diego allá vamos., ya estamos cerca de lograrlo. Entonces, mujer, que también era coyote, nos
dió un par de órdenes más que había que seguir al pie de la letra.
-Ven ustedes, ese aviso que dice Burger King? Allá ya es San Diego. Haya es donde nos volveremos a reunir.
Ella nos acompañó hasta muy cerca y luego
desapareció. Nosotros seguimos su
ordenanza. Estabamos a unos cuantos metros,
muy cerca al lugar donde los camioneros deben muestran los documentos, donde
revisan los fletes que van a ingresar al país de los yankees.
Según ella comentó, el guardia de lado derecho está
arreglado, él era el que comía cierta cantidad de la comisión.
-Pasan de a uno y siguen caminando en linea recta
hasta allá donde está el aviso que dice Burger King, si no he llegado me
esperan allá, en el restaurante que les acabo de mostrar, reafirmó la mujer.
El oficial de inmigración recibe parte de la tajada, no
se preocupen, el dará a cada uno la señal en el momento que tienen que pasar.
Yo aun o entendía bien como era que ibamos a pasar en
pleno mediodía y con la gente de los camiones en frente nuestro. El caso era que uno a uno nos fueramos
acercando y esperar a que moviera la mano de que estaba libre el paso y en ese
momento uno de nosotros debía pasar caminando junto al camión, mientras mostraba sus documentos legales al guardia de inmigración.
Los guardias eran dos.
Uno verificaba los papeles y documentos de los conductores y mercancía y
el otro se iba a poner sellos de entrada a una oficina a unos pasos de
allí. Las cosas se fueron aclarando para
los cuatro, el guardia de los sellos era el que no debía saber,el que no
recibía mordida. Por fortuna,el plan estaba bien hecho, los camiones inmensos
haría de una gigantesca pantalla, solo era cosa de seguir instrucciones y una
vez adentro ir a buscar el Burger King de la entrada de San Diego.
Tal y como dijo la mujer coyote, así lo hicimos. De igual manera lo hizo el guardia de la
frontera. Cada uno hizo su papel de
acuerdo a lo hablado.
Uno a uno pasamos en fila india. Uno a uno emprendimos ese ultimo kilómetro de
caminata hacia el Burger King. Estaba haciendo
un tremendo calor, nos acompañaban los rayos del sol..
Tan pronto como yo pasé esa puerta de control, sentí momentos
de liberación y regocijo.. Seguí
caminando, sin estar seguro, me inundaba la duda. Era ese el fin de esta pesadilla?
Habían pasado unos 5 minutos desde que crucé la linea
que divide las fronteras. Entonces por
primera vez me percaté que las vías estaban impecables, las avenidas eran anchas,
los antejardines de las casas perfectamente motiladas. La basura y desequilibrio que había visto en Tijuana
había desaparecido con solo mirar hacia al frente. Atrás había quedado el caos y el
subdesarrollo mental que impide a los politicos pensar en el bienestar. Atrás parecía quedar un pedazo de mi vida con
tan solo pasar esos metros.. Estaba a punto
de ver mi sueño realizado.
Cuando entré al restaurante y ví a mis compañeros de
viaje, por fin supe que este cambio de vida a los 18 años era una realidad. El sueño de muchos latinos, de muchos
mejicanos era para mi una realidad, La tierra de Estados Unidos estaba literalemte
abajo de mis pies. Unidos.
Estabamos al otro lado del charco. Estabamos en la United States. En el restaurante estabamos todos alegres, emocionados. Quería abrazarlos, reir y reir, pero debía
mantener mi compostura.
El próximo paso no se dejó esperar. El coyote llegó en una camioneta Vans negra,
con vidrios polarizados. Nos recogió y
luego nos llevó a un lugar quien sabe donde.
Una ve allí estaríamos a que se hiciera de noche. Pensábamos que todo había terminado pero nos
faltaba el paso del remate.
Por la noche llego el mismo coyote pero ahora conducía
un camion inmenso. Abrieron las
compuertas. Estaba semi desocupado. Llevaba pocos muebles de comedor adentro.
Era un lugar desierto.
Entonces bajaron los muebles y para nuestra sorpresa vimos que muy cerca
a la cabina había un compartimiento secreto.
Nos hicieron subir. Luego
abrieron el falso espacio en donde solo cabían as personas estando de
pie. Cuando nos dijeron sigan nos dimos
cuenta que no estabamos solos.
Allí ya había empacado a unos 6 más viajeros. Nosotros no cabremos allí me dije para mis
adentros. Allí no hay espacio para uno más y eramos 4 .
Sigan y acostúmbrense rapidito. Les advierto, si alguien hace tan solo un ruido y nos descubre
la “migra’, nos vamos directo pa' la guandoca.
En el compartimiento venían un grupo de mujeres escapadas de la Guerra
en San Salvador, estaban rapadas, olía a sucio, a sudor, a no bañarse. Nos saludamos hermanablemente a pesar de la
incómoda situación, pero el silencio fue casi inmediato. Nos tocó acoplarnos como pudimos. Yo siempre que hablo de esta imagen la comparo
con una lata de sardinas. No había
espacio para sentarse, no había aire y la poca luz que entraba de afuera era por
un minúsculo rotito que tenia la cabina.
Todos quedamos confinados detrás de la pared falsa, a la misericordia de coyote. Yo sentí cierto rebote de claustrofobia, pero me aguante
Viajamos como media hora apretados como salchichas
humanas. En un momento dado pararon el camion. Ese debía de ser el momento que el coyote
había dicho que deberíamos estar en complete silencio. Todos lo habíamos entendido a a perfección.
Por los ruidos alcanzamos a entender que estaban
hablando en inglés. El
conductor se había bajado. Le hicieron
abrir la puerta de atrás. Todos estabamos con la respiración sostenida..
Después uno 1 o 2 minutos, el camión volvió a
arrancar. Acaso nos habían
detenido? Uno en estos casos piensa lo peor.
Para adonde nos llevaban esta vez.
Estabamos a la merced
del conductor. Luego se escucharon voces
nuevamente. Habían parado la tracto mula. Apagaron el motor. Estaba oscuro, la luz de huequito había
desaparecido, entraba solo la luz de la noche pero era efímera.
De repente, abrieron las puertas del contenedor,
despejaron el falso compartimiento y llamó una voz
-los que van para Laguna Hills, para abajo.
Esos
eramos nosotros 4. Nos bajamos con
rapidez. Efectivamente estabamos en un camino desierto, no
había luz. Pero allí estaba de nuevo la
vans negra que nos había trasportado hacía unas horas.
Ustedes se van con nosotros, aquí empezamos a
repartirlos. Nos subimos sin entender
cómo ni porque. Y en
cosa de 5 minutos, volvieron a parar. Esta
vez en el estacionamiento de un centro comercial.
Eran como las 9 de la noche. Hemos llegado, vayan donde sus familiares, nos dijo un
tipo que ahora acompañaba al coyote. Ya
todo ha terminado.
Cuando vi a
Lidia, una de las hermanas Pinilla, quién fue la que se encargó de los detalles y contactos que hicieron posible nuestro periplo. Sólo recuerdo que estaba desolado el lugar y que cuando la vi a ella me volvió el corazón al pecho.
Listo, ya terminó la odisea, se acabó el paseo , dijo Lidia en tono sonriente. 'Bienvenidos a Laguna Hills Orange'. Entonces subimos a su automovil y desaparecimos de ese lugar, sin saber que ya estabamos en lo que sería nuestro nuevo barrio.
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