DIARIO DEL GALLO
DOMINGO 2 DICIEMBRE 2018
Como esta historia no suele pasar de moda es tiempo oportuno para elevarla nuevamente al satelite. La fábula toca el tema de el paso de la frontera entre Estados Unidos y México
**EL SAPITO PITO**
PA’L OTRO LADO D’L RIO GRANDE
Se encontraba una mañana de
intenso invierno el sapito Pito en una montaña de arena mojada formada por la
corriente que bajaba por la orilla de una carretera fronteriza. Estaba cabizbajo y agotado. Parecía tan pensativo que se asemejaba a uno
de esos hombres que anda por ahí llenos de ilusiones, a uno de esos que se la
pasan toda una vida considerando acerca de los huevos que las gallinas dejarán
de poner el día de mañana.
Había llovido a cantaros la
mañana entera.
El sapito Pito era feo. Tenía
la boca muy grande. Las zancas largas y
enflaquecidas de lo mucho que había tenido que deambular. Sus ojos saltones estaban entrecerrados, poco
alertas, tanta era la fatiga que gobernaba al sapito Pito.
Pito permaneció allí en la
misma posición por varias horas hasta que fue interrumpido por una damita
llamada Pita.
Ella lo había estado
observando cautelosamente desde hacia un buen rato cuando se le ocurrió arrimársele
para preguntarle el motivo de su larga meditación.
Croek croek, replico Pita.
Muévase usted señor sapo que de lo contrario se le van a congelar las patas
croek tanto croek croek tiempo allí parado croek y con tanto frío que hace
croek me parece que se está usted poniendo moradito croek. ¿Espera usted a
alguien?, preguntó sin percatarse de su indiscreción.
Pito sorprendido de que lo sacaran
de su embeleso, respondió atónito como entre sonámbulo y despierto. Kroak, kroak, estoy kroak descansando kroak
un poco kroak pues deseo atravesar la carretera y cruzar el Rio Grande ve usted
allá kroak kroak… He venido caminando desde hace varios días y necesito
recuperarme kroak… Dicen que los grillos al otro lado pasando el río son más
grandes y que saben mucho mejor kroak kroak.
Dicen que en el tiempo de verano hay cucarachas que salen de todas
partes por montones kroak, además me han dichop que la gente al otro lado d’l
rio no mata los sapos a punta de piedra kroak, lo oye usted kroak, allá se es
más libre kroak. -Me pregunto que sabrá
esta sapa acerca de lo que es la libertad, de seguro que ni entiende. “Yo lo
que es me paso me paso ese rio kroak aunque sea nadando con un brazo.
Al escuchar esto Pita replicó
un poco temblorosa.
Croek, croek, muchos se han
ahogado croek sin poder pasar croek el rio… y si pasan jamás regresan croek. Le
cuento que hace quince años croek vine a este mismo sitio a despedir a mis dos
únicos hermanos croek… desde aquel entonces croek les he estado esperando croek
y aún no vuelven… Es como si se los hubiese tragado allá la tierra croek, no
regresan croek croek, le cuento a usted señor mío, “ó se los traga el rio croek
croek o se los traga el otro mundo croek croek.
Oscar Darío Velásquez Lugo
Amsterdam 1991
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