Oscar Darío Velásquez Lugo, Dutch_Colombian writer, composer |
DIARIO DE GALLO
VIERNES 14 DE DICIEMBRE 2018
****COMO ESCRIBIR UN CUENTO CORTO****
Micro cuento
Un estudioso que pensaba que escribir cuentos cortos era tarea fácil se dio a la tarea de pasar a una hoja de papel varias imágenes que por sí mismas parecían formar un cuentito en su cabeza.
-Bastará con hacer una cadeneta de frases, con tejer una que otra idea y listo, se dijo.
Entonces intentó escribir algunos conocidos abre bocas. Erase una vez... pero como no le gustó, lo tachó y optó por otra introducción simple.
En cierta ocasión... borró. Intentó arrancar con otra frase típica. Una tarde cualquiera de mucho sol... Tampoco le agradó y borró de nuevo.
Nada le servía. Las frases chocaban unas con otras como si rehusaran entrar en el papel y la imagen inicial desvanecía
Nada parecía ajustarse al argumento de la historia que él llevaba en su mente. Persistió por un rato rayando y auto reprochándose que no, que así no era como se había planteado el cuento.
Pasado un rato, se le ocurrió abrir una botella de vino buscando inspiración. Sirvió una, dos, tres copas. Bebió hasta acabar con la última gota.
Entonces, agotado y confundido, el letrado decepcionado se venció sobre la mesa dejando un reguero de hojas arrugadas con decenas de frases tachadas de una historia que al final el mundo nunca conoció.
Un estudioso que pensaba que escribir cuentos cortos era tarea fácil se dio a la tarea de pasar a una hoja de papel varias imágenes que por sí mismas parecían formar un cuentito en su cabeza.
-Bastará con hacer una cadeneta de frases, con tejer una que otra idea y listo, se dijo.
Entonces intentó escribir algunos conocidos abre bocas. Erase una vez... pero como no le gustó, lo tachó y optó por otra introducción simple.
En cierta ocasión... borró. Intentó arrancar con otra frase típica. Una tarde cualquiera de mucho sol... Tampoco le agradó y borró de nuevo.
Nada le servía. Las frases chocaban unas con otras como si rehusaran entrar en el papel y la imagen inicial desvanecía
Nada parecía ajustarse al argumento de la historia que él llevaba en su mente. Persistió por un rato rayando y auto reprochándose que no, que así no era como se había planteado el cuento.
Pasado un rato, se le ocurrió abrir una botella de vino buscando inspiración. Sirvió una, dos, tres copas. Bebió hasta acabar con la última gota.
Entonces, agotado y confundido, el letrado decepcionado se venció sobre la mesa dejando un reguero de hojas arrugadas con decenas de frases tachadas de una historia que al final el mundo nunca conoció.
Oscar. Muixca.
12.12.2018.
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